Una de las decisiones importantes dentro un proceso de divorcio es plantearse qué ruta tomar,
es decir, elegir el tipo de divorcio que se solicitará en los tribunales.
A la mayoría de mis clientes les aconsejo, sin dudarlo, intentar la vía del divorcio de mutuo acuerdo, también conocido como divorcio voluntario. No es fácil, pues la ley pide que los cónyuges que solicitan este tipo de divorcio firmen un convenio en el que explícitamente están de acuerdo en temas como la liquidación de la sociedad conyugal, la pensión de alimentos y la custodia y convivencias con sus hijos.
Esto implica hacer un esfuerzo para lograr el convenio y posiblemente requiera diálogo, más diálogo, paciencia, mucha paciencia y ayuda profesional.
Y es que cuando se pasa por un divorcio, hay situaciones intangibles, que son el verdadero problema y que impiden cualquier posibilidad de llegar a un acuerdo. Suelen ser emociones no validadas todavía, la espera de una disculpa, la aclaración sobre determinada acción o situación, sentimientos de orgullo, no del todo identificados... hablaremos más de este tema en otra ocasión.
Mientras tanto, te aconsejo reflexionar sobre lo siguiente: vale la pena hacer un último esfuerzo para ponerse de acuerdo en los temas del convenio. Es un esfuerzo que te ahorrará dolores de cabeza y demandas en el futuro; y en el presente, al hacer un convenio de divorcio, apuestas por la estabilidad, funcionalidad, seguridad y tranquilidad, tuya y de tu familia.
A continuación las ventajas o conveniencia del divorcio voluntario (mutuo acuerdo):
Se atiende a ambos cónyuges por igual hasta que resuelvan todas sus dudas.
Se les facilita lleguen a un acuerdo en todos los temas importantes y consecuencias legales y extra legales del divorcio.
Es un juicio más sencillo física y emocionalmente, tanto en tiempos, vueltas al juzgado y acuerdos.
Los acuerdos se hacen a la medida con la suficiente flexibilidad, brindando así más tranquilidad.
Con un enfoque preventivo e integral: una buena asesoría hace toda la diferencia.
Se evita que un cónyuge demande al otro y reciba notificaciones en su domicilio, evitando así graves situaciones de estrés.
Total certidumbre respecto de lo que está pasando y lo que pasará.
Total transparencia en el manejo de acuerdos e información.
Considerable ahorro al pagar un solo abogado que asesora a ambos
No hay controversia antes, durante y se evita en lo posible que pueda haberla después.
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